miércoles, 30 de noviembre de 2011

¡SE EJEMPLO!

Siempre me llamo la atención la escritura donde el Apóstol Pablo exhorta a su hijo en la fe, Timoteo a ser ejemplo de los creyentes. “Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza.” (1 Timoteo 4:12) y en esta ocasión tratare de exponer este tema para nuestra edificación.
¿Te has preguntado alguna vez cual es la necesidad de dar ejemplo? Para dar contestación a esta pregunta deberíamos saber lo que significa ser un ejemplo positivo? Es un modelo a seguir y por ende es una influencia positiva hacia los demás. Nuestros hijos, hijas, la congregación, y estudiantes, tienden a imitar a sus líderes, padres, guardianes, y maestros; por lo tanto necesitamos llevar una vida de calidad orientada en la dirección correcta, con objetivos bíblicos. Alguien dijo una vez: “¡Tus actos hablan mucho más fuerte que tus palabras!” Pongámoslo de esta otra manera. Si nuestras vidas no son lo que debieran, los demás no sólo no querrán seguirnos, sino que repelarán lo que somos”. Cuando la vida de un cristiano es contraria a lo que él o ella dice, indica que no somos reales y que lo que creemos y sostenemos no es verdad. Los creyentes debemos ser un retrato de la realidad, una prueba de que Jesucristo salva y cambia las vidas, de manera de llegar a ser un poderoso imán que capta a otros para Cristo.
Pablo exclamo en una ocasión “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo” (1ª Corintios 11:1). ¡Qué gran responsabilidad! Lo grandioso de este verso es que la clave del liderazgo y de la madurez espiritual no es cuán grandiosos somos; sino cómo y cuánto estamos siguiendo a Jesucristo, nuestro ejemplo supremo.
En Hebreos13:7 dice: “Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe” Este versículo nos enseña que muchos te reconocerán como líder e imitaran tu fe y conducta siempre que tu vida este en acorde con lo que predicas. Cuando un líder centra su vida en la Palabra de Dios y camina por fe, otros seguirán su ejemplo de fe y confianza en Dios.
Naturalmente, el Señor Jesús es nuestro ejemplo supremo, nuestra meta y nuestra autoridad; pero las Escrituras autorizan la legitimidad de seguir a la gente de Dios como ejemplos. Necesitamos esta gente de Dios. Tales personas demuestran la posibilidad y la realidad de seguir al Señor y de progresar en el crecimiento hacia la semejanza de Cristo. Nos proveen de incentivos divinos. Es muy motivador encontrar hombres y mujeres que han verdaderamente crecido en su caminar a través del poder del Espíritu de Dios.

Concluyo diciéndote que comiences hoy, hay mucho camino por recorrer. Permite que sea una de tus prioridades vivir aquello que predicas, veras como serás de bendición a muchos y tu familia vera en ti un ejemplo a seguir, recuerda tus hijos y tu esposo no ven al Señor que predicas, ellos te ven a ti.

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